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“El potencial de nuestro país en el sector es inigualable”. Entrevista a Daniel Maradei, Director Nacional de Desarrollo Foresto Industrial

Imagen: Daniel Maradei.

Imagen: Daniel Maradei.

Entrevistamos al Ing. Agr. Daniel Maradei, Director Nacional de Desarrollo Foresto Industrial del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

1. ¿Cómo se visualiza desde el Ministerio de Agricultura el potencial celulósico papelero de Argentina?

Como se viene repitiendo desde hace muchos años, el potencial de nuestro país en el sector es inigualable, al menos en nuestra región. Las razones son varias:

– Disponemos de madera y subproductos de aserraderos suficientes para alimentar a toda la producción industrial actual y dos plantas de escala mundial.

– El costo de la madera en Argentina en los últimos 20 años es la más barata del mundo.

– Al disponer de la pradera pampeana podemos destinar a la forestación suelos de altísima calidad donde los países vecinos deben producir alimentos.

– La demanda nacional y regional para papeles kraft liner alcanza a los 2 millones de toneladas.

– La decisión de China de no importar papeles reciclados abre un mercado de gran dimensión para el abastecimiento de pasta a ese país.

– El Gobierno Nacional y la Dirección Nacional de Desarrollo Foresto Industrial en especial tenemos sumo interés en el desarrollo de la industria celulósica papelera por varias razones, entre ellas para eliminar el déficit sectorial histórico, que actualmente se proyecta cercano a los USD 500 millones, y fundamentalmente porque es la única herramienta eficiente para aprovechar los 15 millones de metros cúbicos que anualmente se van agregando al stock de madera en la región mesopotámica, con posibilidades de multiplicar por 10 su valor.

2. Desde su perspectiva, ¿cuáles son las etapas a cumplir para lograr atraer inversiones en plantas de celulosa a nuestro país?

Un primer paso muy importante ya ha sido dado y es la definición de las reglas, especialmente las ambientales, a las que los proyectos deben ajustarse. Sin reglas claras se generan conflictos de inmediato.

Como es sabido, estas inversiones de capital intensivo son tentadoras para muchos países, los cuales para atraerlas ofrecen beneficios de diferentes características, como por ejemplo cederles hasta 100.000 hectáreas de su territorio por 90 años.

Independientemente de factores de la macroeconomía que no están dentro de nuestras atribuciones, entendemos que debemos disponer de una legislación específica que al menos nos equipare con los beneficios que han otorgado y continúan ofreciendo los países vecinos. Para ello, hemos elaborado un proyecto de ley consensuado con las Cámaras integrantes de CONFIAR.

3. ¿Qué iniciativas tenemos que considerar que han tenido nuestros vecinos en la región, para lograr avances en inversiones en nuestra industria?

En primer lugar, creo que han brindado un escenario de estabilidad y agilidad en la toma de decisiones que a los inversores les resultó muy adecuado. Por otra parte, como es el caso de Uruguay, existió desde el arranque de la ley de promoción una adecuada planificación sobre los suelos con aptitud forestal y la radicación de las plantaciones integrando masas críticas para la alimentación de grandes proyectos, y relativamente cercanos a puertos de aguas profundas. Por otra parte, mientras no poseían las industrias, no dudaron en exportar rollos sin agregado de valor. Luego pasaron a los chips. Y mediante este ejercicio fueron aprendiendo a manejar importantes volúmenes, corrigiendo errores, desarrollando empresas de servicios de cosecha y transporte, además de adecuar las instituciones oficiales para acompañar el proceso. De ahí pasar a abastecer 5 millones de toneladas a una planta fue un trámite sencillo. No está ocurriendo lo mismo en nuestro país donde a pesar del exceso de oferta existen algunos empresarios que dudan de la importancia de la exportación de rollos en bruto o se asustan por la llegada de mega aserraderos.

4. Con referencia al cambio climático, ¿cuál es el aporte que se avizora a través de la actividad foresto industrial en la Argentina?

Los bosques implantados son los elementos naturales más eficientes y manejables para el secuestro de CO2 de la atmósfera. Utilizando energía solar fijan carbono y liberan oxígeno. Una planta de escala mediana a grande requiere más de 100 millones de hectáreas plantadas a alta densidad y con crecimientos suficientes como para compensar las emisiones de millones de automóviles. Pero no solo debemos considerar el carbono acumulado en los troncos de los árboles sino toda la materia orgánica que se acumula a través de los años bajo su dosel. Y partiendo de la base que existen los conocimientos y las posibilidades de aplicar las mejores técnicas disponibles, los bosques implantados pueden reducir la erosión y los arrastres a las corrientes de agua, sirven de protección a la fauna silvestre y fundamentalmente generan trabajo y bienestar para las poblaciones donde se establecen, garantizando su arraigo. Por esas razones, desde la Dirección solamente contemplamos en los costos de la promoción forestal aquellas tareas de bajas emisiones y mayores secuestros.

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