Entrevistamos de forma online a Agustina Schcolnik para que nos describa cómo Celulosa San Pedro transitó estos últimos meses de cuarentena, qué medidas tomaron y cómo ve la situación en el futuro cercano.
1. ¿Cómo vivieron la primera etapa?
Nosotros tuvimos un parate total en la producción la primera semana de la cuarentena, directamente se paró la fábrica; también porque los primeros 15 días de la cuarentena muchos de nuestros clientes cerraron esperando a ver qué pasaba. Todo el mundo se lo tomó como un tiempo para recopilar información de cómo nos íbamos a adaptar a este nuevo contexto: desde los protocolos que había que seguir en las plantas o en las oficinas; qué iba a hacer el gobierno en materia de subsidios y si iba a retrasar el pago de impuestos; qué iba a pasar con las tarifas de energía y de gas; qué iba a suceder con los cheques rechazados, con los bancos, con los pagos. Era mucha información, había que frenar y ver qué iba a pasar. Desde que empezó la cuarentena hasta fines de marzo trabajamos tres días.
2. ¿Tuvieron un constante abastecimiento de materia prima por parte de la recolección?
Con respecto al recorte, que siempre es un rubro bastante impredecible, estuvo prohibida la recolección en la ciudad de Buenos Aires, entonces en las primeras dos semanas prácticamente no había recorte y tampoco se sabía a qué precio se iba a poder comprar cuando empezara a haber algo. Después todo paulatinamente se fue acomodando, empezó a haber un poco más de demanda, el recorte por ahí demoró un poquito más en llegar, pero se fue activando tanto el recorte como la venta. Igualmente, hoy en día hay una falta de recorte y, como pasa muchas veces en épocas de crisis, el recorte que se consigue es de menor calidad y como consecuencia la fibra que uno puede sacar de este recorte también.
3. ¿Se está normalizando la producción, abastecimiento y venta?
Hoy estamos a un 65 a 70% de la capacidad instalada y creemos que hemos llegado a un nivel en donde todo se va a mantener acá, porque estamos en un equilibrio entre la demanda, la producción y el recorte; que va de la mano de la actividad económica que se ve hoy en día. Nosotros estamos fabricando y vendiendo para las empresas que fabrican alimentos, medicamentos, pero todavía hay un montón de rubros a los que no les vendemos al mismo ritmo, como es el caso del gastronómico que abastecía al turismo; todo eso está frenado. También las personas se están cuidando más en sus gastos y todo eso impacta directamente en nuestra producción. Además, hay un parate en otros rubros que abastecemos como el textil, calzado, electrónica, electrodomésticos; por eso creemos que estamos en equilibrio y que nos vamos a mantener acá.
4. ¿Cómo prepararon al personal para cumplir con protocolos de seguridad?
Nosotros dividimos todo en tres: la planta que tenemos en San Pedro, las oficinas de Buenos Aires y las recorteras que tenemos en el Gran Buenos Aires. Respecto a la planta, tuvimos la suerte de que en San Pedro no había casos de Coronavirus. Igualmente armamos un protocolo de seguridad que exigía la provincia de Buenos Aires. Contamos con la ventaja de que la planta es muy extensa, entonces no tenemos gente que esté en contacto con otra. Tuvimos que incorporar una combi y más viajes para que no se transporten tantas personas juntas, pero acá las distancias son cercanas y tenemos la ventaja que muchos se manejan en moto o en auto.
Tuvimos que preparar todos los insumos de barbijos, máscaras y gel en todos los puestos de trabajo, pulverizadores, y exigimos que cada uno sea responsable de la limpieza de su puesto de trabajo más allá de aquellos encargados específicamente de la limpieza.
Duplicamos la limpieza general de la planta, tomamos la temperatura al ingresar a todas las personas. Destinamos una sala en caso de encontrar un caso positivo, para aislarlo. Estamos adaptados a todos los protocolos, inclusive el que circuló desde la AFCP hace algunas semanas. Vamos bien y el sindicato mostró mucha colaboración, no tuvimos inconvenientes.
En Buenos Aires hubo más cambios porque nosotros no estamos tan digitalizados y trabajamos con mucho papel, como el área de tesorería. Las primeras dos semanas nadie pisó la oficina y tuvimos que conectar a toda la gente y darle acceso al servidor desde las computadoras de sus hogares. A muchos colaboradores les costaba entender cómo se iban a manejar. Creo que la gran enseñanza que nos trae la cuarentena es la importancia de la digitalización y que mucha gente no tiene por qué ir a la oficina, se puede trabajar igual.
Por ejemplo, nosotros teníamos una parte del proceso de compra descentralizado desde hace mucho tiempo y teníamos el proyecto de centralizarlo. En esta cuarentena ya estamos terminando ese proyecto.
En las recorteras estábamos trabajando con un tercio del equipo y se fue adaptando el protocolo para ellas. Por suerte contamos con mucho espacio y pudimos cumplir con el aislamiento y la gente es muy consciente del uso del barbijo, de desinfectarse las manos, de limpiar su puesto de trabajo, realmente la gente tiene conciencia de cuidarse.
5. ¿Cuál es tu perspectiva acerca de la postpandemia en los aspectos que mencionamos?
Fuimos incrementando un poco las ventas hasta alcanzar este 65/70% de nuestra capacidad instalada. Yo creo que hemos alcanzado el techo. Pienso que nos vamos a mantener en este nivel porque este es el nivel de la actividad económica que hay y que va a haber. Todo es muy difícil de prever. ¿Cómo vamos a salir de la cuarentena? Creo que nadie lo sabe. Y además el impacto económico va a ser muy grande. En la UIA Joven hemos tenido reuniones con economistas, con periodistas, con empresarios y para todo el mundo es un misterio lo que va a pasar. Desde mi punto de vista, seguramente el nivel de actividad no va a crecer el próximo mes y se va a mantener así por varios meses más.
Las inversiones también dependen de qué se decida con la deuda, hay muchos factores de incertidumbre, no creo que la actividad vaya a bajar ni tampoco a subir.